En primer lugar se establece que es una propaganda personalizada, especialmente no objetiva, que es usada por los agitadores para hablar la mayor parte del tiempo bien de ellos mismos, que aparentan un cálido y humano interés por las pequeñas preocupaciones diarias de quienes los escuchan. Se refieren a sí mismos como simples mensajeros del que está por venir (Hitler) que tiene como principal objetivo convertirse en un ser superior y fuerte.
En este punto, es fundamental hacer la relación con los estereotipos y el manejo de la imagen en este periodo histórico. Según lo expresado por Adorno, los agitadores se presentan como lobos saludables y vigorosos, que poseen instintos fuertes, y a la vez, como seres generosos e infatigables. Lo anterior, tenía como finalidad la presentación de una imagen que fuera parecida a Hitler, para que las personas creyeran que el camino nazi era el correcto y el que se debía tomar, pues si se quería llegar a ese escalón donde reinaba un supuesto bienestar, era obligatorio cumplir con todos los preceptos que se le imponían. La creación de estereotipos saludables, vigorosos, triunfadores y demás, lograba que varios individuos que no tenían clara su posición respecto a las medidas y a las políticas del partido nazi se adaptaran a ellas, con el argumento de creer que era la mejor solución en un territorio donde lo único que existía eran problemas.

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